Marta Robles -muy generosa al adjudicarme alguna responsabilidad en su descubrimiento de Luisa Casati, personaje real sobre el que solo aparentemente gira su novela «Luisa y los espejos»- ha logrado seducirme y sorprenderme con el giro perturbador, brillante, con el que su novela en principio luminosa se adentra en cuestiones oscuras. Terminé la novela en espacios soleados, pero no he logrado aún sacarme de la cabeza esa poderosa mujer de piedra y antifaz que, mitad diosa y mitad maldición, preside la novela y acaba por absorber al lector. No sé aún cuál es el secreto de su fascinación. Pero nada me importa seguir tratando de averiguarlo. En ocasiones, nada puede con las mujeres valientes.

Fernando Marías en Facebook