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“Cuando las cosas se hacen con pasión se piensa menos en las metas que en lo que te queda por aprender”

Publicado en La Razón 

PASIÓN VEGA, cantante. Su último disco es “40 quilates”

Veinticinco años después, vuelvo a reencontrarme con Pasión Vega. No es que no nos hayamos visto en estos cinco lustros, pero cada día que me la cruzo de nuevo  es como si fuera el primero. Su expresión, su sonrisa, esa mirada gatuna, casi ingenua, en la que se mantiene la ilusión de los inicios… Ana, Pasión Vega, es mucha mujer y mucha cantante…, pero además es una persona cercana y cálida que no mira distinto, así que pasen los años y los éxitos, a este o al otro lado del Atlántico. “Tal vez sea porque yo no pienso tanto en los éxitos- asegura Pasión-, sino en que puedo seguir trabajando ahora, igual que lo hacía antes, en lo que me gusta. Y eso es lo más importante. Cuando las cosas se hacen con pasión y con amor, uno piensa menos en las metas conseguidas y más en lo que le queda por aprender y por hacer…” Tal vez por eso, porque no se mira al ombligo, la fama la envuelve pero no le cambia el paso. Ella es la de siempre  y así se siente “Sinceramente, sí, me siento igual Yo creo que los cambios que se han producido en mí no han sido por ser más o menos conocida o por dedicarme a esto o por ser un personaje público, sino por la evolución lógica que tiene una mujer. Desde los 16 años, cuando empecé,  hasta este momento, como ser humano, como mujer, como persona he ido sufriendo transformaciones, evolucionando y creo que mejorando. Esta es una profesión, la de cantar, que te da la opción de conocer muchísimos caminos y a personas maravillosas y también de elegir con quién quieres ir de la mano y con quién no; pero no lo haces porque seas artista, sino por la mujer que eres” Ya. Pero Pasión Vega, además de la mujer que es, no puede evitar ser una artista de “40 quilates”. Así se llama su último disco, con el que ha celebrado su trayectoria; aunque también lo ha hecho cantando en directo por toda España, que es lo que más le gusta. “El directo es muy importante porque es donde se ve realmente al artista, al músico, al intérprete…Yo creo que es fundamental y que el público sigue demandando esos momentos de concierto, de teatro, en los que evadirse de sus problemas, de su vida cotidiana, y entrar en un mundo de fantasía, sintiendo que, a través de esos espectáculos y esas canciones, también puede celebrar la vida o hasta fortalecerse e incluso curarse. Porque, al final, en mis canciones hay crítica social y se habla mucho de amor, pero también de la alegría de vivir, de la amistad y de tantas cosas que nos curan…Por eso muchos de los que se sientan en la butaca, cuando salen, lo hacen un poco curados, de repente, de la propia monotonía del día a día” Y menos mal. Porque si no se produjera esa conexión mágica en los directos, la música se acabaría. Discos, ya, casi no se venden… “Vender discos es casi una utopía, sí…Seguimos grabándolos y exponiéndolos porque al final es una carta de presentación o casi se han convertido en eso… Es un formato para poder seguir haciendo canciones nuevas y presentándoselas a la gente, pero es verdad que venderlos cada vez más difícil. Con todo hay que continuar y dar lo mejor de uno mismo. Y,  sobre todos,  siempre nos quedan los directos que es donde yo creo que todas las cosas se ponen en su lugar”. A Pasión Vega le gusta el directo y el riesgo. De hecho, podía haberse quedado en su zona de confort, pero no, en su nuevo trabajo se ha lanzado a la aventura “Me gusta mucho embarcarme en nuevas aventuras y no quedarme acomodada, por eso he empezado a trabajar con gente muy diferente pero con muchísimo talento como  El Kanka, los Antílopez, Jorge Marazu, Fernando Arduan…me ha gustado mucho que se mezclaran los jóvenes con la gran experiencia de compañeros como Carmen París, el “Chipi” de la Canalla, Jesús Bienvenido o Antonio Martínez Ares, que ya me había escrito muchísimas canciones en discos anteriores. Además trabajar con Fernando Velázquez como productor ha sido, desde luego, muy positivo…” Con este equipazo y una batería de ilusión Pasión Vega está a punto de llegar al Teatro Phillips Gran Vía de Madrid, donde estará del 15 al 20 de mayo, después de una espectacular gira. “Allí estaremos, sí, en ese lugar tan emblemático de la Gran Vía. Así podremos, además de reencontrarnos con el público madrileño, ofrecerle unos conciertos en directo en los que habrá sorpresas; y no solo porque el repertorio esté vivo, sino porque estar días seguidos me da la posibilidad de cambiar el orden del repertorio y de invitar a algunas colaboraciones que están por confirmar” Lo que está más que confirmado y también ha supuesto una sorpresa es una aportación inédita de Armando Manzanero… “Yo con Armando hice un dueto, una canción que se llama “Que sea en un parque”; y surgió un gran cariño, además de la admiración que le tengo desde niña. Entonces le pedí si era posible que hubiera alguna canción suya inédita en este disco y llegó…¡y es maravillosa!” Ahora que ha regresa a Madrid después de la gira por España que comenzó con la experiencia única de cantar en el Teatro Real,quiero saber si todos los públicos son iguales en todos los lugares… “Para nada, son diferentes. La manera de interactuar del público con el artista es distinta en cada lugar. Si te vas a un pueblo de Madrid o te vas a Bilbao o te vienes a Andalucía sabes que las reacciones no son iguales. Hay que aprender que no porque un público aplauda o grite menos está menos pendiente o le está gustando menos… Hay que saber leer las miradas y los gestos de la gente y entender la interactuación de cada uno con el artista. Unos gritan,  otros piden bises, algunos te regalan aplausos de diez minutos, otros solo se emocionan por dentro y muestran sus ojos brillantes…Lo reciba como lo reciba cada cual, el artista debe dar todo lo que lleva dentro…” 

PERSONAL E INTRANSFERIBLE 

Pasión Vega nació en Madrid, en el año 1976. Su estado civil es “complicado”, tiene una hija y perdona “siempre”y también olvida “normalmente”. Se siente orgullosa de “mi carrera”, se arrepiente “de haber sido demasiado confiada a veces”, le hacen reír “las preguntas cortas” y llorar “un buen concierto, película o libro”. A una isla desierta se llevaría “a mi hija” Le gusta comer “arroz” y beber “una copa de vino” No es excesivamente maniática “aunque siempre quiero llegar al teatro antes de que lo haga todo el mundo y revisarlo todo antes de que el equipo esté en el escenario”. Su vicio es “el chocolate negro” Su sueño repetido “cantar en el Olympia de París con mucho éxito” De mayor le gustará ser “artista” y si volviera a nacer sería “artista otra vez”

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