Publicado en La Razón
Cuando se produce un suceso trágico en la vida de una familia surgen inevitablemente innumerables “¿Y sí…?”. Y todos ellos se quedan en las conciencias y hacen sangrar doblemente las heridas. En el caso de la muerte del pequeño Gabriel, cuya tan dramática como mediática historia hemos seguido todos los españoles, su familia, además de recibir el amor del país entero, ha tenido que revivir una y otra vez lo ocurrido en todos los medios, y aceptar su mala suerte, rodeada, como todas, del peso del “¿y si…?” ¿Y si no nos hubiéramos separado? …seguir leyendo
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