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Batman

Esta semana toca tenis. Sí. Un deporte que es «como muy chic», que diría Tamara Falcó, quien me contó hace tiempo, en una entrevista que publicó este periódico, que ella era fan de Rafa Nadal, pero sobre todo seguidora del tenis, que era el deporte que más le gustaba. Pues a mí también, Tamara.

Encuentro que el tenis es un deporte con un «glamour» especial, por mucho que los tenistas suden igual que el resto de los deportistas, de los mortales y hasta se revuelquen en las pistas cuando ganan, cuando pierden, cuando fallan una bola o cuando alcanzan la victoria… Porque lo hacen, sí. Pero de una manera especial. Y no sólo Nadal, sino todos los tenistas que, en general, salvo contadas excepciones, son unos auténticos «gentlemen». El de esta semana, por actitud, por formas y por partidazo, es David Ferrer. Sin ninguna duda. Parece ser que le llaman David «La Muralla» Ferrer, digo yo que porque lo para todo; pero hay que ver cómo lo para…

Ese gigante argentino llamado Juan Martín del Potro, que lleva pegado a una raqueta desde los siete años y es conocido como «La Torre», acabó tambaleándose ante tan inquebrantable muralla. Una muralla, por cierto, con unos adorables ojos azules y una sonrisa como para dejar que te chupe la sangre… ¿Que por qué digo esto? Porque al de Jávea se le ve el… «¡murciélago!».  Alto, que nadie piense mal, que por mencionar el murciélago sólo me refiero al bicho que lleva estampados en sus pantalones, y que no sé si es una marca o qué, pero sí que proporciona  a este tenista un irresistible aire de Batman.

La Razón

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