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El sueldo de Simón

Publicado en La Gaceta de Salamanca

Ayer se publicó en el diario La Razón el sueldo de Fernando Simón y, sinceramente, no me pareció en absoluto escandaloso. 5.452 euros más los pluses y complementos por su asesoramiento en la pandemia que, sumados a esa cantidad la elevarían a los 7.000 euros, no suponen un sueldo descabellado para un responsable del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias. Sucede, sin embargo, que más allá de que en este país los médicos cobren la miseria que cobran, lo mismo que los bomberos o incluso los catedráticos -y qué decir de los profesores titulares de universidad o los policías nacionales de la escala básica-, desde el mismo día en que la imagen de Simón se hizo pública, no ha habido uno en el que sus declaraciones y comunicados no hayan incluido noticias confusas e incluso falsas, que han acabado por llevarnos a todos a la más total desconfianza respecto al mensaje de nuestro Gobierno. Desde aquellos “casos aislados” hasta la “marginalidad” de la cepa británica, cada rueda de prensa de Fernando Simón ha sido una constante de errores y desaciertos. Es verdad que como el propio Simón dice, la Ciencia es prueba/error y se va aprendiendo de las equivocaciones y las rectificaciones; la diferencia es que no es lo mismo que todas ellas tengan lugar en los laboratorios, a que se compartan con los ciudadanos como verdades científicas sin haber sido certificadas como tales. Y eso es lo que ha hecho constantemente Simón. Quizás ha sido exigencia del Gobierno, pero él ha aceptado contar medias verdades y mentiras respecto al virus, las mascarillas, los test, los asintomáticos, las cepas y hasta las vacunas.

Y eso ha llevado a que, no los periodistas o escritores como yo, sino muchos de sus colegas investigadores, virólogos, biólogos, epidemiólogos, además de médicos, enfermeros y otros tantos profesionales del sector, hayan levantado la voz para criticar no ya los desaciertos sino los graves errores en las declaraciones y en la gestión de Fernando Simón. Incluso el mismísimo ex ministro socialista, Miguel Sebastián, voz autorizada respecto a los datos de la pandemia ha sido contundente al aseverar que “Fernando Simón se equivocó y debería pedir perdón”… Todo eso es lo que convierte el sueldo de Simón en una inmerecida fortuna, que no se ha ganado posiblemente no por no tener buena voluntad, sino por falta de cualidades profesionales e incapacidad para generar confianza. En tiempos de zozobra se necesitan líderes con credibilidad y Simón, si algún día la tuvo, hace mucho que la perdió. Lo reseñable no es si su sueldo es alto o bajo, sino saber por qué sigue cobrándolo si no puede hacer bien su trabajo.

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