La escritora Marta Robles ha escrito una Tintablanca donde late una Salamanca intelectual, culta, abierta al mundo, apasionada y moderna. El texto de la narradora recorre no solo los grandes itinerarios monumentales de la ciudad castellana. Va más allá al adentrarse en la vida y obra de las personas y los mitos que la habitaron. Y junto a su texto el pintor Pedro Cuadra ha dibujado una ciudad llena de color, espiritualidad y «modernidad barroca».
«Mi Salamanca no es la ciudad bulliciosa de cualquier fin de semana otoñal, al mediodía, cuando los salmantinos se mezclan con los mil y un visitantes que se apoderan de las calles y plazas, en ese trasiego incesante de pretender recorrer todos los bellos lugares señalados en las guías»