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“Ser joven es una vocación”

 

FERNANDO SÁNCHEZ DRAGÓ, escritor.

Fernando Sánchez Dragó: «¿Cómo es posible prohibir la marihuana y no las grasas trans?»

Fernando Sánchez Dragó es uno de esos hombres imparables que constantemente andan reinventándose. Su capacidad intelectual, sobradamente demostrada a través de sus mil y un reconocidos trabajos literarios, televisivos, periodísticos etc., han hecho de él un referente; pero, además, su forma de vida, sus viajes, sus conquistas, su intensidad lo han convertido en un ejemplo a seguir para todos los que, como él, están dispuestos a que cada minuto de la vida merezca la pena. Eso quizás entraña cierto riesgo para la salud, por los peligros que se deben afrontar en ocasiones, pero también la necesidad de estar en plena forma.  Ahora, todos sus secretos para tratar de conseguirlo han quedado desvelados en un libro “Shangri-la: el elixir de la eterna juventud”. Una narración desbordada de pasión, donde el autor describe su propia búsqueda del viejo principio latino de la mens sana in corpore sano. “Es algo que empecé a hacer desde pequeñito, porque siempre quise ser escritor y eso significaba la mensa sana, pero al mismo tiempo, como el tipo de escritor que quería ser era un escritor audaz, aventurero, a lo Stevenson, decidí que también tenía que cuidar mi cuerpo. Por eso fui adquiriendo siempre cultura médica. Y cuando tenía la más mínima enfermedad lo primero que hacía era irme a una enciclopedia y mirar a ver si me lo podía arreglar yo solito. Solo si no podía iba al médico. Luego, poco a poco, al hilo de mis viajes, entré en contacto con sustancias extrañas, pintorescas, que no se conocían en el mundo occidental, empecé a probarlas y poco a poco fui elaborando todo ese cúmulo de pastillas que llevo tomando cuarenta años y que parece ser que, como mínimo, no van mal. Yo diría incluso que van bien porque tengo 80 años y sigo viviendo exactamente igual que a los 20: escrito 12 horas al día, leo 12 horas al día, publico 5 columnas a la semana, hago televisión, radio, viajo, como bebo, follo…etc” Está claro que Dragó se muestra lleno de energía. Muchos jovenzuelos darían un brazo por gozar de su ímpetu, así que le pido que me desvele lo más importante que recoge en su libro, para estar en perfectas condiciones. Tal vez la alimentación, la lectura, el sexo… “Hay tres vectores en El elixir de la eterna juventud. Uno es las sustancias. Y en ese vector lo más importante es el Sumo Reishi,  la melatonina y el Keriba. Y también, por supuesto, los refuerzos vitamínicos. Luego hay otro vector que es el estilo de vida, que es importantísimo y depende de dos cosas: de tener claridad de de cómo debe ser la vida y fuerza de voluntad para seguir ese estilo de vida. Y luego hay una tercera línea de fuerza que es el carácter, la filosofía de la vida, la forma de encarar la existencia. Nacer, ser joven es una vocación; se nace joven y se muere joven o se nace viejo y se muere viejo. “ No me ha dicho nada de la importancia del amor. Y cuando le pregunto pone cara no sé si de cansancio o de aburrimiento “¿De qué amor hablamos?. Es un término muy antiguo. Hay amor a los padres a los hijos, a los amigos…Además el amor puede ser muy dañino para la salud. Otra cosa es lo que lleva por título una de mis novelas que es el camino del corazón. Todo lo que hay en la vida tiene que hacerse con corazón. Es decir, todo lo que hagas procura hacerlo con emoción, con intensidad, lo mejor que puedas. Entonces, a veces entre un hombre y una mujer surge una especie de sincronía emocional extraordinaria, que te puede conducir efectivamente a algo que la sociedad y los diccionarios han dado en llamar pasión y que es algo infinitamente más importante y más duradero que la pasión. Es lo de Tristán e Iseo: amor que lleva  esencias de muerte y que supera al mismo tiempo las barreras de la muerte. Eso existe y es muy bueno para la salud. Los otros amores son amores tóxicos.” En este momento de la conversación habló con Fernando del sexo que tanto describe la otra cara de la moneda de este libro, a través de la voz de Ana Grau, la “taquimeca”, la misma con quien el autor vive una historia con mucho corazón y con mucho sexo… “Es que en un camino con corazón el sexo lo haces también con corazón y es lo que que ella cuenta”. “Ella cuenta y vivís los dos-le digo” “Hombre, por supuesto. El amor siempre es asunto de dos. Si no es amor propio, narcisismo. Estamos hablando de amor de dos o a veces incluso de más de dos, de eso que la gente llama poliamor, lo cual existe y yo también he hecho mis experimentos en ese sentido a lo largo de la vida y siempre termina mal.” Le pido que dejemos el amor y sobre todo el sexo, que cuenta con mucho espacio en este libro, y que nos centremos en la alimentación, por aquello de que somos lo que comemos “Ya lo decía Galeno. Se decía en Grecia y Roma. Es de elemental sentido común que somos lo que comemos Hay que cuidar muchísimo la alimentación porque además entre las muchas amenazas que se ciernen en el mundo actual sobre las personas, la alimentación es alguna de las más graves. Tú vas a cualquier supermercado y cualquier producto que compres, si está envasado lleva toda clase de sustancias nocivas, empezando por el dichoso azúcar  y siguiendo por las grasas trans. EEUU las ha prohibido ya ¿cómo es posible que aquí prohíban la marihuana y permitan las grasas trans? ¿Para qué sirve el Ministerio de Sanidad?” Dragó está más beligerante y activo que nunca. Aunque esté en edad de jubilación. “Es que no hay que jubilarse nunca. Age quod agis decían los latinos. Haz lo que haces. Lo que has estado haciendo toda la vida, sea pintar las meninas o clvar clavos. Haz lo que has hecho o haz lo que quieres hacer, pero no te pares, no te vayas a jugar al tute a la taberna o a echar miguitas a las palomas. Si haces eso, seguro que te moriras pronto. Hay que seguir haciéndolo todo. Ya sabes lo que dijo Stevenson, que era un hombre como todos los escritores solemos serlo, de vida disipada, noctámbulo, borrachín y mujeriego, cuando el médico al reconocerlo le dijo: ‘si sigue usted llevando la vida que lleva morirá joven”. El contestó “doctor, siempre se muere joven”¿Ves, Eso es eterna juventud”.

 

 

PERSONAL E INTRANSFERIBLE

Fernando Sánchez Dragó nació en Madrid en 1936. Esta “policasado, poliseparado, polidivorciado” tiene cuatro hijos y se siente orgulloso “de haber sido leal a mi vocación de escritor”. Se arrepiente “de no haber seguido, cuando los senderos de mi vida se bifurcaban, por el camino correcto”. Perdona “siempre”, pero no olvida “de manera voluntaria”. A una isla desierta no se llevaría nada. Le gusta el sushi y la horchata. Entre sus manías está “la de escribir solo con pilot punta fina negros del número 5” Procura no tener vicios “porque los vicios son rutinas” El sueño que se le repite es “que la brigada político social llama al timbre de mi casa”. De mayor le gustaría ser “escritor” y si volviera a nacer sería “escritor”.

 

La Razón

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