Publicado en Vanitatis
‘Amada Carlota’ es la nueva novela de Marta Robles, un relato de ficción pero que refleja muchas injusticias y delitos perpetrados contra las mujeres
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Marta Robles lleva casi 40 años trabajando sin descanso, compaginando televisión y radio con sus libros, bailando entre el ensayo, las biografías y las novelas y tocando temas tan delicados como la trata, los abusos siempre mostrando los problemas que más afectan a las mujeres solo por el hecho de serlo. Es lo que quiere hacer con ‘Amada Carlota’, publicado esta semana por editorial Planeta, al que considera «su libro más arriesgado».
Marta rescata con él uno de los personajes que más satisfacciones le ha dado, el detective Toni Roures, que se ve envuelto en dos tramas paralelas, ambas que enseñan a los lectores lo cruel que puede ser el mundo con las mujeres y más si son madres. Encontramos al otro lado del teléfono a una mujer serena y feliz con el resultadode un trabajo largo y duro, por la crueldad de muchas de las cosas que ella misma narra.
Pregunta: No escribías nada con Roures como personaje principal desde 2020. ¿Necesitabas tomarte un descanso o estabas esperando una historia potente para volver a darle vida?
Respuesta: Es que el último libro era sobre un tema muy duro. Hablaba de una chica nigeriana víctima de trata que tenía un cáncer de mama, le hacían una operación muy chapucera y le cortaba los pechos y se convertía en material inservible para la prostitución y la descargaban dos tiros. Así empezaba la novela. Tuve que hacer una investigación muy exhaustiva en la que hablé con muchas víctimas de trata. Y la verdad es que me quedé un poco tocada. Decidí que necesitaba hacer como un pequeño descanso en Roures para volver a cogerlo con fuerza.
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P: Pero este libro tampoco toca temas livianos. Hablas de historias muy crudas, injusticias y delitos cometidos durante toda la historia contra las mujeres. ¿Es tu libro más reivindicativo?
R: Este es mi libro más arriesgado y desde luego tiene mucha, mucha reivindicación. Quería subsanar un poco el silencio de tantas mujeres. El tiempo que han estado y siguen estando calladas dentro de las propias familias por guardar las apariencias, por aguantar la historia familiar, por proteger a sus hijos, por tantas cosas.
Me parecía que era importante darles voz a través de mi propia voz. Es un un relato arriesgado, reivindicativo y duro de leer, aunque también tiene momentos de luz y hasta de humor. Sí, yo creo que de reconstrucción, con lo cual creo que eso es importante. Pero es verdad que es duro de leer y escribir.
P: Es que si resulta duro de leer, entiendo que más aún de escribir, con el proceso de investigación y documentación que conlleva. ¿Cómo lo has pasado preparándolo? ¿En algún momento has dudado si seguir?
R: No, no existe ese momento, porque yo quería contar la historia y quería de alguna manera que se viera que no era solamente un caso particular que se hubiera producido en España, sino que es algo que habitualmente se produce en regímenes totalitarios. Inmediatamente piensan que tienen una supremacía y tratan de someter a los seres humanos de la mayor y más dura manera de someter a un hombre o una mujer, que es a través de sus hijos. Más incluso a las madres y a las mujeres, que son siempre las que salen peor paradas en en todos los los regímenes totalitarios.
Siempre que hay una vuelta atrás, siempre que hay un conflicto en cualquier parte del mundo, las mujeres a las que tanto nos cuesta siempre tener nuestros derechos como corresponde, nos echamos a temblar, porque siempre que hay un conflicto hay como un pasito para atrás en esa consecución de derechos de las mujeres.
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P: En este libro se habla de delitos atroces, pero siguen existiendo gestos que pasan más desapercibidos, no se juzgan y son igual de injustos.
R: Sí, este es un libro que pretende dar voz a las mujeres y descubrir que ha habido abusos, maltratos y manipulaciones a lo largo de toda la historia en tiempos muy recientes en nuestro país, en momentos de la dictadura, que nos parece casi más normal, pero también en democracia, lo cual siempre duele más. Y también en el segundo caso que yo trato en la novela de abusos de un profesor a sus alumnas.
Al final la historia se repite y ¿sabes por qué? Entre otras cosas, porque hay algo que lo vehicula todo, que es como la honra de las mujeres. Si sale un hombre que ha tenido un tema relacionado con el mundo del sexo o de cualquier circunstancia, no sale tan malparado como una mujer, ni siquiera ahora.
P: A tus 62 años no has parado de trabajar, enlazando televisión, radio, ensayo, novela… Pero, ¿en algún momento te has sentido invisible?
R: Es curioso, porque esta misma pregunta no se la formularía a un hombre. Es como si nosotras tuviéramos casi que justificarnos por la edad que tenemos. Después de todas las cosas que hemos alcanzado y seguimos con esta historia, ahora asociada también al edadismo. Son preguntas que nunca se formulan a un hombre, igual que a un hombre no se le pregunta qué hace con los niños cuando tiene tanto trabajo. Se les siguen formulando este tipo de preguntas solo a las mujeres. Obviamente pensamos en eso porque forma parte de nuestra educación y de nuestra vida.
Pero yo no me he sentido invisible en ningún momento de mi vida. Tal vez porque he tenido una vida laboral equiparable a la de cualquier hombre, independientemente de que he tenido mis maternidades y todo lo que quieras. Pero aun así yo he hecho un esfuerzo sobrehumano para que no me afectaran. Porque siempre afectan, claro. Yo no me he sentido invisible porque es algo que he podido hacer yo, por mi propio carácter y porque me ha ayudado también mi marido. Porque he tenido un equipo en mi propia familia.
«Lo más importante en la vida de un ser humano es el amor»
P: Pero tú misma lo has dicho: has tenido que hacer un esfuerzo sobrehumano, cosa que a lo mejor un hombre no tiene que hacer.
R: Eso es. Me encuentro con que a las mujeres siempre se nos habla de nuestra edad. Es una cosa sorprendente. Y mientras tanto entrevistamos a hombres, hablamos con los hombres y es como si ellos no cumplieran.
P: Hablando de temas más agradables. Además de tu trabajo, ¿cuáles son los otros pilares de tu vida?
R: Mi familia y mis amigos. Yo creo que lo más importante en la vida son los afectos, el amor. En la vida hay dos cosas: amor y muerte. Lo que nos preocupa a los seres humanos, y mucho, es más el amor que la muerte. La muerte en realidad nos inquieta porque nos separa de nuestros seres queridos. Lo más importante en la vida de un ser humano es el amor. El amor a su familia, el amor a sus hijos, a su pareja, a sus amigos o a su perro. Pero el amor. De hecho, todo lo hacemos para que nos reconozcan, que de alguna manera es que nos quieran.
P: ¿Y cómo estás viviendo el éxito de tus dos hijos mayores en el mundo del cine?
R: Yo soy una madre orgullosa y feliz de mis hijos, independientemente del trabajo que hagan. Lo más importante en mi vida es que mis hijos sean buenos y yo creo que son muy buenos. Y eso me parece muchísimo más importante que que cualquier éxito en su vida profesional. Así que yo llevo todo lo bueno que le pase a mis hijos y todo lo bueno que hagan con el orgullo que corresponde a cualquier madre, independientemente de que sea más o menos conocida.
«El éxito es un impostor, es el reverso del fracaso»
P: Has mencionado la palabra éxito. ¿Cuál es para ti el verdadero marcador del éxito?
R: El éxito es un impostor, es el reverso del fracaso. El éxito simplemente son momentos y para mí es conseguir cositas pequeñas, pequeños logros. En hacer mi artículo bien, en que mi novela está bien escrita, en que, sobre todo mis hijos estén contentos y tranquilos, en poder disfrutar de momentos para estar con mi marido… El éxito está en la cotidianidad, en las cositas pequeñas.
P: ¿Y cuáles son esas pequeñas cosas que dan sentido a tu vida, esos pequeños placeres?
R: Te diré que el mayor de mis placeres, es la lectura. Mira que me encanta el cine, es uno de mis placeres, igual que la música. Pero lo que más me gusta es leer. Creo que leer, desde que era una niña, es lo que más feliz me ha hecho.
P: ¿Y hay algo material sin lo que no puedas vivir?
R: Evidentemente, sin mi móvil. Aunque tampoco soy muy materialista. Es verdad que me encanta la moda y me divierte mucho. No sabes la cantidad de ropa que guardo de tiempos pasados.
Y de las joyas que tengo, las que realmente me importan son las que tienen un valor sentimental. Tengo, por ejemplo, una pantera de Cartier que llevo mucho, que me regaló mi marido cuando gané el premio Fernando Lara de Novela, porque la protagonista fue la que hizo que el emblema de Cartier fuera la pantera. Para mí es especialmente importante porque me gusta muchísimo en este momento de mi vida y la llevo casi siempre. También las cosas que me regaló mi marido cuando nacieron mis hijos… Soy poco original.
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P: ¿Tienes algún refugio en el que podríamos encontrarte si un día desaparecieras?
R: Nosotros solemos ir en verano a una casita que tenemos en Mallorca. Ahí es donde muchas veces arranco mis novelas. Con lo cual es uno de mis refugios compartidos, sobre todo ahora que mis hijos van siendo mayores, pero también es compartido con ellos.
P: ¿Cuáles son los temas de actualidad que más te interesarían y con los que te enfrascarías en un debate intenso?
R: Me cuesta mucho señalarte alguno, porque estoy muy cansada de la polarización política que hay en España. Nos está haciendo mucho daño, nos cierra todas las vías. Y culpo directamente a nuestros políticos, de todos los signos e ideologías. Creo que es indispensable que hagan un acto de contrición y se den cuenta de que no nos pueden llevar por estos derroteros. Necesitamos que el país salga adelante y que se traten los temas que a nosotros nos afectan, que se hablen de asuntos sociales.
Entonces estoy tan harta de la política que, realmente si me tuviera que enfrascar en algún tema, preferiría uno social y elegiría, desde luego, la vivienda. Creo que desde hace 20 años todos los partidos políticos están prometiendo cosas con respecto a la vivienda que no cumplen. Eso está afectando muchísimo a toda España y más a la España más joven.
P: Y por el contrario, ¿hay algún tema del que huyas, del que prefieras no hablar?
R: Sabes que los británicos tienen entre sus normas de protocolo cuando están en una cena no hablar de tres temas: de política, de religión y de sexo. Yo creo que de estos tres.
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P: ¿Cómo te llevas con la inteligencia artificial?
R: De momento bien. Yo creo que los que piensen que van a poder escribir, crear, pintar o hacer alguna algo artístico se van a ir dando cuenta de que se les ve mucho el plumero, que realmente la inteligencia artificial al final se pondrá al servicio de la creación. Tengo la sensación de que la inteligencia artificial es un Google multiplicado por mucho. Y cuando empezó Google también parecía que iba a desaparecer todo y no sucedió. Entonces, yo creo que los seres humanos somos lo suficientemente inteligentes como para acabar domesticando la inteligencia artificial, aunque muchos agoreros digan que va a acabar con nosotros.
P: ¿Quién te dio el mejor consejo de tu vida y cuál fue?
R: Fíjate, a mí no me gusta mucho que me den consejos, porque siempre me acuerdo de una cosa que decía la madre de Lady Windermere en «En el abanico de Lady Windermere». Le ofrecían un consejo y decía: «no me gusta nada que no pueda lucir por la noche». Así que no soy mucho de escuchar los consejos, salvo si los pido. Pero hay algo que siempre me dice mi amiga Vanessa Monfort. Yo siempre estoy ofreciendo ayuda a los de mi alrededor. Y Vanessa siempre me dice: «No hagas favores antes de que te los pidan». Y eso me marca mucho, porque muchas veces, ya se sabe. Hacer favores a gente ruin tiene buen principio y mal fin.