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Matar al machismo

Si el título de este artículo no fuera el que es sino “Matar a una mujer” podría parecer el de una novela. La ficción copia a la realidad y los asesinatos de mujeres, por desgracia, son pura realidad y corresponden a la obsesión previa a convertirse en asesinos, de algunos enfermos de machismo.

Los hombres que matan a sus mujeres o ex mujeres no suelen ofrecer el perfil reconocible del psicópata y menos aún del sociópata. Bien al contrario. Pese a sus comportamientos en la intimidad, que casi siempre preludian que a su cobardía seguirá la tragedia –por más que las propias mujeres tantas veces no lo intuyan-, en sociedad suelen mostrarse normales, amables, incluso encantadores… Son hombres casi siempre sin antecedentes (algunos los tienen, claro, por maltrato en sus propias casas), que no parecen personas peligrosas de las que alguien se tuviera que guardar. Sin embargo son implacables. Cuando por fin se quitan la careta y deciden matar lo hacen sin compasión. Más aún lo hacen como justicieros, pensando que la razón está de su parte y que si matan a una mujer es porque la mujer lo merece. En apenas dos meses, en este año recién estrenado y sangriento ya, quince mujeres han muerto a manos de sus parejas o ex parejas. Hombres, naturalmente, que nunca antes habían matado, ni eran delincuentes profesionales que se pudieran censar entre los “malos” oficiales. Hombres que después de matar, cuando se les señala o se les pregunta encuentran una y mil excusas para su acción. El daño que le hicieron estas o aquellas mujeres, la mala suerte, el descalabro económico, los problemas con el alcohol, la influencia de las drogas, una infancia dura…Cualquier cosa sirve para justificar el crimen más cruel, el que se perpetra desde la confianza, hasta, supuestamente, desde el amor. Esta realidad, tan terrible, requiere, sin embargo ser tenida en cuenta. Incluso que se comprenda. Porque si pretendemos atajar el problema, sin reparar en que quienes matan a una mujer tantas veces consideran que no han hecho nada malo o, en todo caso que, aunque la acción haya sido mala, la culpa no es suya, no podremos encontrar la puerta de la solución. Y las mujeres seguirán muriendo a chorros, en 2016 52, en 2015 54… en este 2017, las que, una vez más recontemos a final de año… O lo que es lo mismo: hay que entender que, más que a los machistas, lo que habría que meter en la cárcel y penar e incluso llevar a la silla eléctrica es al machismo.

La Gaceta de Salamanca

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