Quizás uno de los restaurantes más “cool” de Madrid; de los que va alcanzando solera, según van pasando los años y no pierde en absoluto vanguardia. El otro día fui a comer allí con el escritor, colega y amigo Adolfo García Ortega –su última y extraordinaria novela es Pasajero K- y, además de disfrutar de su espléndida conversación, lo hice de la cocina de Pandelujo, y del propio espacio de este restaurante ubicado en una antigua panadería, completamente diferente a cualquiera de la capital. Tiene dos ambientes, uno más informal en la entrada, con cristaleras a la calle y otro interior muy grande que da a un patio con agua, una mini laguna en la que ahora navegan los patos gigantes del escultor Demo y que una veces es eso, sala de exposiciones de esculturas vanguardistas, otro espacio donde recoger palabras y ocurrencias. Por el día resulta curioso, divertido, distinto…Por la noche ese juego de agua y luces que pintan el ambiente de reflejos y colores a través de los paneles colocados sobre el agua, resulta asombrosamente mágico.

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