Solo un loco, El Loco, Loquillo, podía atreverse con la audacia de dedicarle treinta años de su vida a cantarle a la poesía a ritmo de rock and roll. Este trovador moderno, que en 1994, tras la gira de éxito y excesos con su grupo Los Trogloditas, A por ellos, decidió cambiar de desmesura y entregarse a la de la poesía (su refugio desde los catorce años, cuando descubrió en un disco de Paul Simon al «otro Dylan», Dylan Thomas), solo le teme al miedo. Por eso su encuentro con Gabriel Sopeña en 1991 y la opción de liberarse de sus grilletes artísticos y pisar un terreno nuevo y distinto, lo impulsó a convencer a los directivos de que la poesía no era «un rollo para princesitas», con el cuento de que ¡Cesare Pavese era un jugador del Milan! El milagro se produjo y consiguió cantar en La vida por delante –disco de oro en 1994– y en Con elegancia, en 1998, a más de treinta poetas, tanto en los grandes teatros como en los espacios más modestos, que se llenaron de música y versos. No faltaron las críticas. ¿El gigante rebelde de más de dos metros se había quitado la chupa de cuero, para convertirse en un romántico «hombre de negro»? Juntos en esa carrera de obstáculos, El Loco y Sopeña continuaron girando y, en 2005, tras editar los discos Mujeres en pie de Guerra y Su nombre era el de todas las Mujeres –este último con poemas de Luis Alberto de Cuenca–, afianzaron su voluntad de consagrarse a la poesía. En 2020, la pandemia les frenó el proyecto de grabar los poemas de Julio Martínez Mesanza, Premio nacional de poesía 2017; pero ya recuperados del embate, ahora nos regalan treinta años de poesía en sus Transgresiones (Benedetti, Brassens, Salinas, Jacques, Brel, Octavio Paz, Aute y tantos más) arropadas en el disco y los escenarios con una banda de rock and roll. Un espectáculo inolvidable que comenzó su tour en el teatro Price de Madrid, continuó en el Liceo de Barcelona y seguirá por toda España. No se lo pierdan.